Mi camino se ha partido en dos, desde que el cáncer toco la puerta de nuestro
hogar y se llevo a nuestro hijo menor ”Jerónimo”.
Hoy decido levantarme y honrar la
memoria de mi hijo decidiendo ser feliz, ¡muy feliz!, tal como el lo fue,
siguiendo su ejemplo.
¡Que gran maestro, mi
pequeño!
En este camino, trae mucha felicidad a mi vida, compartir
con niñ@s diagnosticados con cáncer o enfermedades catastróficas y sus padres.
Brindarles un poco de mi experiencia y también un poco de
esas cosas materiales, espirituales y
del alma que en esos momentos de tragedia hacen tanta falta.
Hoy agradezco la bondad de Dios al darme una familia
numerosa y maravillosa que en todo momento estuvo presente, pues la mayoría de
niñ@s que están viviendo esta enfermedad solo cuentan con su madre y su padre o
uno de los dos y en muchos casos afrontan la enfermedad en abandono.
Agradezco a todos los que se unieron en oración, a quienes
traspasaron las fronteras del mundo virtual de las redes sociales y estuvieron pendientes desde el comienzo
hasta el final. Pero quiero decirles que aún no es el final y que los sigo
necesitando a todos en el inicio de este proyecto de vida llamado “Jerónimo,
¡Soy muy Feliz!” Con el que anhelo llevar la felicidad que mi familia y yo, sentimos de contar con su amor incondicional, sin importar el desenlace
final, se que hay muchas familias que nos necesitan.
Con Amor,
Natalia Ortiz